martes, abril 30, 2024
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Un sprint, demasiado rápido incluso para los críticos

Hacia el final de su etapa en el Madrid, Gareth Bale estuvo a punto de convertirse en persona non grata. El hecho de que aún así se fuera como una leyenda del Real también tiene que ver con una noche de hace diez años

100 millones de euros ni siquiera era el precio de Cristiano Ronaldo… y el portugués sólo estaba sentado en la grada, renqueante. A última hora de la tarde del 16 de abril de 2014, los focos del Real Madrid apuntaban a Gareth Bale cuando los blancos se enfrentaban al FC Barcelona en la final de la Copa del Rey. Clásico.

Del otro lado, el nuevo fichaje destacado era Neymar, el homólogo de CR7, Lionel Messi, estaba en forma, pero Bale era el futbolista más caro del mundo en ese momento, vistiendo la camiseta de su club más famoso. Una situación que, al parecer, no molestó al galés, que entonces tenía 24 años.

Seguro que Cristiano Ronaldo acapararía todos los focos en Madrid, pero Bale ni siquiera tendría por qué acabar su primera temporada en España a su sombra, con 22 goles y 19 asistencias -una media de un gol en cada partido, extrapolable a los 44 encuentros oficiales de la 2013/14.

Bale esprinta por la zona de entrenamiento del Barça

Bale aún no había marcado su gol obligatorio cuando la final de Copa, el Clásico, entraba en su recta final en la noche del miércoles en el Mestalla de Valencia. Ángel di María había adelantado al equipo de Carlo Ancelotti, pero Marc Bartra empató para los de Gerardo «Tata» Martino en la segunda parte. El Atlético de Diego Simeone se proclamaría campeón unas semanas más tarde.

Acababa de comenzar el minuto 85 cuando el Madrid lanzó otro contragolpe. El lateral Fabio Coentrao jugó el balón a lo largo de la banda izquierda, donde Bale prácticamente sólo estorbaba a Bartra. El galés levantó brevemente la cabeza, reconoció la situación y batió al goleador del Barcelona al primer toque.

El defensa, entonces de 23 años, aún tuvo éxito en su intento de simplemente empujar a Bale fuera del área, pero este último simplemente esprintó a través de la zona de entrenamiento de Martino, pasó al lamentable Bartra y entró en el área de cinco metros, donde descaradamente puso el balón entre las piernas del portero suplente del Barça, José Pinto. El Real Madrid fue campeón de Copa

Cinco semanas y media después, los blancos se enfrentaron a su siguiente rival español en una final aún mayor: el Atlético, rival de la ciudad, en la final de la Liga de Campeones, que no ganaba desde hacía doce años. Sergio Ramos marcó el aclamado gol del empate en el tercer minuto del tiempo añadido, y el Real acabó ganando la forzada prórroga por un claro margen.

Pero fue Bale quien marcó el importantísimo gol del 2-1 en el minuto 110 que rompió definitivamente el empate del Atlético, anotando posiblemente los dos goles más valiosos de una temporada legendaria para los blancos y justificando quizá su enorme traspaso en su primer año en el club.

Bale se quedaría en Madrid otros ocho años, pero al menos los tres últimos serían tachados de desaprovechados. La mala suerte persistente debido a las lesiones y, posiblemente, el interés menguante significaron que lo que debería haber sido un enlace exitoso llegó a un final casi trágico. El distanciamiento mutuo era inconfundible.

Las duras críticas caracterizaron la segunda mitad de su etapa en el Real mucho más que los elogios y, sin embargo, el ex jugador de los 100 millones consiguió dejar el club más grande del mundo como una leyenda en 2022. Bale, que puso fin a su carrera en 2023, marcó demasiados grandes goles y ganó demasiados títulos para eso, empezando por su paso por Mestalla, que este martes cumple su décimo aniversario.

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