El Bayern ha completado su primer entrenamiento en Estados Unidos. Y aún tiene que aclimatarse.
¿La palabra más utilizada en el FC Bayern en estos momentos? «Aclimatarse». No es fácil, con el largo viaje desde Múnich a Orlando, el cambio horario de seis horas y las temperaturas bochornosas del «estado del sol», Florida.
Aunque Manuel Neuer y Thomas Müller están acostumbrados a ello, ya que en verano estuvieron en Corea del Sur con un calor similar. «Tenemos que aclimatarnos», dice el capitán Neuer por precaución. El vuelo, el sueño, los entrenamientos, las temperaturas: «Incluso los deportistas tienen que acostumbrarse primero».
Por suerte, aún queda algo de tiempo, ya que el domingo «solo» comienza la fase de grupos con el partido inaugural en Cincinnati contra el Auckland City, el equipo revelación de Nueva Zelanda. Según Neuer, el análisis de los vídeos «quizás se alargará un poco, porque no conocemos muy bien a los equipos ni a los rivales». Pero «vamos a estudiar muy detenidamente lo que han hecho nuestros rivales en la temporada anterior».
En cualquier caso, el espíritu está «asegurado», asegura Müller. «El entrenador no ha dejado ninguna duda al respecto, sino un punto y aparte. Queremos estar aquí para ganar. Y así es como lo vamos a abordar».
Por supuesto, no será fácil, sobre todo después de una temporada larga, con decenas de viajes con la selección nacional, etc. Y el portero Neuer también cree que «hay que pensar» en cómo seguirá siendo la carga en el futuro. Pero Müller no acepta excusas antes de su último torneo como jugador del Bayern: «Nos hemos hecho futbolistas profesionales para ser futbolistas profesionales, no para tener vacaciones».
Él también es consciente de la importancia de los periodos de descanso, «pero eso es responsabilidad del equipo técnico y de los clubes, que son los que distribuyen las temporadas. Que ahora haya una competición adicional es algo que siempre se puede discutir».
Pero ahora ya no sirve de nada, al fin y al cabo, pronto empieza. Müller no se pone melancólico en su gira de despedida, al menos eso cree él. «Gracias a Dios, no soy tan sensible como se podría pensar. Estoy contento de estar aquí. Y, por supuesto, lo más bonito que hay para mí es estar en el campo de fútbol».
No hay nostalgia en sus palabras. «Lo raro será», dice Müller, «cuando mi llave ya no funcione en las instalaciones del FC Bayern. Quizás ese sea el momento que temo, cuando ya no pueda entrar en la cantina». Por suerte, aún queda tiempo.
