El 25 de junio se estrena «F1» en los cines alemanes: el protagonista Brad Pitt ha hablado ahora sobre el rodaje y ha revelado lo que les dijo a todas las estrellas de la F1 al comienzo del rodaje
Incluso Fernando Alonso, el veterano de la Fórmula 1, se pondría verde de envidia: al fin y al cabo, la leyenda de Hollywood Brad Pitt ya cumplió 60 años en 2023, y al mismo tiempo se puso delante de las cámaras para interpretar al piloto ficticio de Fórmula 1 Sonny Hayes en la superproducción «F1».
El 25 de junio, la película se estrena por fin en Alemania y, con motivo del estreno, Pitt recuerda en un reportaje para la revista GQ los inicios del rodaje en aquel verano de hace dos años: Porque en el Gran Premio de Gran Bretaña en Silverstone en 2023, no solo estaban las 20 estrellas de la F1, sino también Pitt y su compañero de reparto Damson Idris, que de repente se encontraron en la parrilla de salida junto a las verdaderas estrellas de la Fórmula 1.
Ambos ya habían participado anteriormente en la reunión de pilotos, algo muy inusual, ya que las visitas a este ilustre grupo de pilotos no son precisamente habituales. Pero Pitt aprovechó la oportunidad para dejar claro a los profesionales cómo debían tratarlo a él y a su equipo de rodaje: «Si alguna vez os estorbamos, decidnos que nos larguemos», dijo la estrella de Hollywood, dejando claro quién mandaba allí.
Pitt conduce ante 80 000 aficionados: «No destrocé el coche»
Su enfoque del papel y del mundo de la Fórmula 1 fue más bien «humilde y reservado», según Pitt, que aclara: «Tenía un enorme respeto por estos chicos y por este deporte». Sin embargo, se sintió muy bien acogido: «Estábamos en Silverstone, Dios mío, qué circuito tan increíble», recuerda el actor, que junto con su coprotagonista Idris ya había entrenado duro en Le Castellet, en el sur de Francia, y en varios circuitos británicos.
Pero en el marco de un Gran Premio de Fórmula 1, la presión era, naturalmente, algo mayor: «Estábamos en la parrilla junto a los pilotos reales. La retransmisión televisiva nos cortaba, pero nuestras cámaras lo captaban todo, estábamos realmente en medio», recuerda Pitt con alegría: «Fue un fin de semana fantástico, todo salió a la perfección, todos estaban llenos de adrenalina». Él también, al fin y al cabo, «había conducido ante 80 000 espectadores».
Pitt se enorgullece: «No destrocé el coche, ni me estrellé contra el muro ni acabé en la grava, todo salió a la perfección». Pero, precisamente fuera de la pista, pocos días después llegó la ducha fría: una huelga de los cineastas paralizó todo el sector: «La huelga comenzó y yo estaba destrozado. No sabía qué hacer, me daba vueltas en la cabeza y solo pensaba: «¡Joder, habíamos llegado tan lejos!»», cuenta Pitt.
Aunque la producción se vio frenada en seco, desde la perspectiva actual, después de que la película haya tenido un final feliz, Pitt puede sacar algo positivo del retraso del rodaje: «Probablemente fue lo mejor que le podía pasar a la película, y también a mí», dice Pitt riendo: «Porque así pude seguir conduciendo durante todo un año».