El Manchester United ha perdido mucho terreno en la Premier League. Tras el 1-1 contra el West Ham, el ambiente en Old Trafford era pésimo.
2-0 contra el Sunderland, 2-1 contra el Liverpool FC y un eufórico 4-2 contra el Brighton & Hove Albion: a finales de octubre, el Manchester United parecía estar en camino de volver a situarse entre los mejores de Inglaterra. Sin embargo, tras solo una victoria en los últimos cinco partidos, el buen ambiente ha desaparecido. De hecho, hubo silbidos y abucheos tras el 1-1 contra el West Ham el jueves por la noche. Aunque actualmente solo le separan dos puntos del cuarto puesto de la Liga de Campeones, el equipo del entrenador Ruben Amorim es un enigma. El ex capitán del United Roy Keane, por ejemplo, pronosticó como experto en Sky Sports: «La palabra que todo el mundo utilizará es frustración». Sin embargo, el tardío gol de Soungoutou Magassa para el West Ham abrió la puerta a críticas contundentes. «Yo no confiaría ni creería en este equipo», dejó claro Keane: «Aunque tiene más goles en su haber, sigue habiendo grandes interrogantes en la defensa y en el centro del campo».
Amorim quiere mantener la calma
En los últimos siete partidos de la Premier League, el United ha encajado al menos un gol. Amorim, que parecía agitado, quiso primero calmar los ánimos. No volverá a haber un arrebato como el que tuvo tras la derrota en casa contra el Brighton en enero, cuando se cortó la mano y rompió un televisor en el vestuario.
Sin embargo, el empate enfureció enormemente al portugués. «Ganan el segundo balón contra tres jugadores», se quejó: «Los segundos balones a veces son cuestiones tácticas. Intentamos adaptarnos con los jugadores que tenemos. Pero no podemos regalar un córner a un equipo que es mucho más grande que nosotros».
El problema para Amorim es, sobre todo, que poco a poco se está desarrollando un patrón. Keane también comparte esta sensación: «En un momento dado, piensas que están progresando, que podrían avanzar hasta la quinta posición, pero no lo consiguen». El irlandés de 54 años tiene la impresión de que el equipo tiene «miedo» de «llevar las cosas hasta el final».
El próximo lunes tendrán la oportunidad de refutar esta tesis ante el Wolverhampton Wanderers. Sin embargo, la caída del colista de la tabla, que solo ha sumado dos míseros puntos en 14 partidos, es enorme.
