El matrimonio modelo que durante mucho tiempo unió al FC St. Pauli y a Jackson Irvine ya no existe desde que el capitán publicó en verano unos comentarios cuestionables sobre el conflicto de Oriente Próximo. En su Australia natal, el jugador de 32 años se ha pronunciado por primera vez al respecto, pero una vez más sin decir nada claro.
Los responsables del St. Pauli ya tenían previsto emitir un comunicado en verano. Durante la concentración de entrenamiento en Flachau, Austria, Irvine tuvo la oportunidad de distanciarse en una rueda de prensa preparada, sobre todo de la foto publicada en la que aparece con una camiseta del ficticio FC Palestine. En ella se veía un mapa sin Israel. El hecho de que el australiano, contrariamente a lo acordado, no se expresara con claridad en ese momento, sino que se limitara a adoptar una postura de víctima, fue recibido con irritación dentro del club. Sin embargo, hasta una publicación en Instagram del miembro del consejo de supervisión René Born hace dos semanas, el tema se había mantenido latente, sobre todo en las redes sociales. Ahora la cuestión es si aún se puede apagar el gran incendio. Y, sobre todo, ¿cómo?
«Todos compartimos nuestra indignación y decepción»
Aunque Born cometió un error sin precedentes en su función como miembro del consejo de administración con su publicación («Nadie es más grande que el club. Este es nuestro club, no el tuyo»), es evidente que con su contenido tocó la fibra sensible de muchos seguidores del St. Pauli. La postura pública de Irvine sobre el conflicto de Oriente Medio se ha convertido en una prueba de resistencia para el club. En una entrevista televisiva con ABC News el fin de semana, volvió a evitar posicionarse claramente.
Irvine afirma que la publicación de Born fue «dura» para él y su esposa, Jemilla Pir. «Llevamos más de cuatro años formando parte de esta comunidad y hemos establecido muchas relaciones en todos los rincones de la ciudad. Por supuesto, escuchar algo así de una persona en esa posición fue profundamente hiriente». En la entrevista, habla del gran apoyo recibido: «En lo que nos centramos más es en el alto nivel de apoyo de los aficionados, de la gente de nuestra comunidad. Vivimos en el corazón de St. Pauli, formamos parte de esta comunidad. Todas las personas con las que hemos hablado comparten nuestra decepción e indignación y nos apoyan. Sentimos el amor y el apoyo de las personas que nos rodean y eso es lo más importante».
El capitán, que aún se está recuperando de una operación en el pie, elude el origen de las discusiones que le rodean con el argumento de que no quiere hablar del «aspecto oficial». «La mayoría de las personas que han seguido mi historia en los últimos meses saben por qué ha sucedido esto. Se trata de cosas mucho más profundas, muy alejadas del fútbol».
Son «cosas» que Irvine vuelve a dejar en el aire en esta entrevista. El resultado: en lugar de dar respuestas claras, incluso después de sus declaraciones en su país natal, Australia, siguen quedando sobre todo interrogantes. El mayor de ellos es su futuro. Hay que tener en cuenta que este jugador, favorito del público desde hace muchos años, no es el tipo de futbolista que cae en una trampa de forma ingenua e imprudente. En cambio, en su segunda aparición pública, ha dejado pasar la oportunidad de distanciarse de sus publicaciones. «Espero que se resuelva el asunto», dice. «No es algo con lo que quieras lidiar, especialmente cuando te estás recuperando de una lesión». Lo que no dice en este punto es que son «cosas» que él mismo ha provocado.
