Se acaba la suspensión por dopaje, llega la euforia: multitudes quieren ver al número uno del mundo.
6000 aficionados en la abarrotada pista central del Foro Italico, vítores, cánticos, coreografías y retransmisión en directo por televisión… y solo era un entrenamiento: el regreso de la estrella del tenis Jannik Sinner ha sumido a Italia en una euforia total.
Multitud de personas querían ver al número uno del mundo el lunes por la noche en el entrenamiento público, sin importarles que el tirolés del sur no regresara de una lesión, sino de una suspensión por dopaje.
Sinner: «Os he echado mucho de menos a todos»
«Os he echado mucho de menos y estoy increíblemente feliz de estar aquí», había comunicado poco antes el joven de 23 años a sus seguidores a través de un mensaje de vídeo. Y estos celebraron frenéticamente a Sinner mientras jugaba tranquilamente con el checo Jiri Lehecka, de su misma edad y número 30 del mundo.
Tras 90 minutos, Sinner se despidió con la mano después de firmar autógrafos y posar para selfies. Se espera que dispute su primer partido tras su suspensión de tres meses por dos controles positivos de clostebol el sábado contra su compatriota Federico Cina o Mariano Navone (Argentina).
