El WRC quiere arrancar con fuerza en 2027 con un nuevo reglamento, pero, según el editor Tom Howard, este ambicioso plan podría salir por la culata
Los planes para el gran reinicio técnico del Campeonato Mundial de Rally (WRC) en 2027 pretenden aportar aire fresco: nuevas reglas, menores costes, más igualdad de oportunidades y, en el mejor de los casos, más fabricantes. Sin embargo, la realidad actual es desalentadora: según el director del equipo M-Sport, Richard Millener, podría incluso acabar siendo un campeonato de una sola marca.
Y esto es más que una simple preocupación: el calendario es extremadamente ambicioso, ya que los detalles de las normas no se ultimarán hasta finales de agosto, es decir, solo 16 meses antes de la fecha prevista para la entrada en competición de los nuevos vehículos. Se trata de un esfuerzo titánico para desarrollar un coche completamente nuevo que, según Millener, es prácticamente imposible de lograr. En la práctica, los fabricantes suelen necesitar 18 meses o más para el diseño, la construcción y las pruebas.
El optimismo de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) de poner en pista 20 coches en 2027 parece casi ingenuo a la luz de estos hechos. Aunque la FIA insiste en que los fabricantes ya disponen de suficiente información para empezar, esto no cambia la incertidumbre que reina, sobre todo entre equipos consolidados como Toyota, Hyundai y M-Sport. Ninguno de los fabricantes actuales ha confirmado aún su participación bajo el nuevo reglamento.
¿Quién lo fabricará?
Millener lo resume así: «Si la FIA cree que hay nuevos fabricantes o preparadores preparándose entre bastidores, es fantástico, por supuesto. Pero, tal y como están las cosas, no veo a nadie que vaya a tener definitivamente un coche listo para 2027, salvo quizá uno».
Y ahí radica precisamente el problema: si en 2027 solo hay un equipo con un coche homologado en la parrilla, el WRC se enfrenta a algo más que un simple retroceso deportivo. Sería un daño a la imagen que difícilmente se puede permitir, sobre todo en un mercado del automovilismo tan competitivo a nivel mundial.
¿Hyundai a punto de abandonar?
Además de la cuestión de quién fabricará los coches, también está en el aire si algunos fabricantes continuarán con su compromiso. Hyundai, por ejemplo, duda incluso en comprometerse para 2026, el último año de las normas actuales del Rally1. El plan de apostar exclusivamente por los motores de combustión en 2027 y no introducir la propulsión eléctrica hasta más adelante no despierta mucho entusiasmo. Especialmente teniendo en cuenta los cambios que se están produciendo en el sector del automóvil, donde la sostenibilidad, la electrificación y la relevancia para la producción en serie son factores decisivos.
El director del equipo Hyundai, Cyril Abiteboul, advierte con razón: «Necesitamos un reglamento que atraiga a más fabricantes, no que los disuada». Si fabricantes importantes como Hyundai se retiran del deporte de fábrica, no solo se trata de una pérdida deportiva, sino de un golpe a la confianza en la orientación de todo el campeonato.
La FIA entre la ambición y la realidad
Ahora es responsabilidad de la FIA lograr el equilibrio entre la visión y la viabilidad. Por supuesto, las nuevas normas deben ser más atractivas y, al mismo tiempo, más sencillas y económicas, pero no a cualquier precio. Un reglamento demasiado ambicioso puede ser tan disuasorio como uno demasiado conservador.
El director técnico de la FIA, Xavier Mestelan-Pinon, subraya que se quiere escuchar a todas las partes y no llegar a «compromisos inciertos». Pero el tiempo corre. Y mientras algunos nuevos interesados pueden estar trabajando en silencio entre bastidores, en el otro lado del escenario se avecina la retirada de los ya establecidos.
Conclusión: el WRC se enfrenta a una salida a ciegas
Lo que se concibió como un gran reinicio amenaza con convertirse en una carrera en solitario, en el peor de los casos con un solo fabricante. La idea detrás del WRC 2027 es acertada: reducir costes, eliminar barreras de entrada y ampliar el número de participantes. Pero sin un calendario realista, una comunicación clara y la confianza de los fabricantes, incluso el mejor reglamento no sirve de nada.
Aún no hay nada perdido. Sin embargo, los próximos meses serán decisivos para determinar si el WRC entra en una nueva era o se conduce a sí mismo a un callejón sin salida.
