Han pasado casi diez años desde que Kylian Mbappé debutó como profesional. Desde entonces, el francés ha visto mucho en el mundo del fútbol y ahora ha concedido una entrevista extremadamente sincera y honesta…
Kylian Mbappé es uno de los mejores futbolistas del mundo. El 2 de diciembre de 2015, el veloz delantero disputó su primer partido con el equipo masculino, con el Mónaco, que empató 1-1 contra el Caen, y entró en el campo poco antes del final. Experimentó un ascenso meteórico en el principado, fichó por el PSG en 2017 y, finalmente, por el Real Madrid en el verano de 2024.
Por supuesto, la atención sobre el capitán de la selección francesa ha aumentado enormemente a lo largo de los años. «No soy ni el primero ni el último. En mi caso, solo se ha intensificado. Es la historia del fútbol, la televisión y la fama. A veces es justo, a veces injusto, pero es algo que no se puede cambiar», afirma Mbappé. «A menudo digo que la gente no me conoce, pero al mismo tiempo no se puede conocer a todo el mundo. Es normal. Mucho de lo que se dice sobre mí está lejos de la realidad».
Pero tiene que vivir con ello en este sector. «A veces la gente te ve mucho más oscuro de lo que eres, a veces más guapo. Pero la verdad siempre sale a la luz, aunque tarde mucho tiempo», afirma el jugador de 26 años en una entrevista extremadamente sincera y reflexiva con L’Equipe. «Algunas personas se pasan toda su carrera esperando el reconocimiento o que la gente sepa realmente quiénes son. Hay que aprender a vivir con ello. Se desperdicia mucha energía si se dedica el tiempo a luchar contra ello, y nunca se ganará».
Como futbolista profesional, especialmente con la calidad y los ingresos de Mbappé, la vida cambia por completo, por supuesto. De repente, uno puede permitirse todo, hay envidiosos o incluso personas que quieren beneficiarse de tu éxito. «Cuanto más dinero tienes, más problemas tienes», afirma el francés. «Tienes responsabilidades, obligaciones, un trabajo y debes rendir cuentas. Si otras personas te acompañan en este camino, es una historia bonita. Es bonito crecer, llegar a la cima, con la misma familia y los mismos cimientos de confianza. Pero a veces no sale bien. Es un problema al que se enfrentan muchos deportistas y famosos».
El hogar como refugio seguro
En general, el francés elige palabras muy críticas para referirse al negocio. «El fútbol es lo que es. Me gusta decir que las personas que van al estadio tienen la suerte de «solo» ver un partido y no saber lo que ocurre entre bastidores. Sinceramente, si no tuviera esta pasión, el mundo del fútbol me habría repugnado hace tiempo», afirma Mbappé, quien admite abiertamente: «Nunca aconsejaría a mi hijo que se metiera en el mundo del fútbol».
En este negocio, su entorno le da estabilidad. Incluso en los malos momentos, puede confiar en sus personas de confianza. «Mi casa es mi refugio. No todo el mundo puede entrar en ella. Cuando fuera hay fuego o éxtasis, cuando la gente se vuelve loca, siempre me digo a mí mismo que se ha acabado, porque me voy a casa», afirma el veloz delantero.
Como futbolista, por supuesto, también puede ocurrir que uno esté solo, que quizá no tenga a sus seres queridos a su alrededor. Es muy importante prestar atención a la salud mental. Como ejemplo difícil en este ámbito, Mbappé menciona los torneos internacionales, en los que, dependiendo de lo lejos que se llegue, a menudo se está lejos de casa durante mucho tiempo.
«Entre las semifinales y la final, el mundo se detiene»
«Estás encerrado durante unos sesenta días. En el Mundial, nada más importa, y no tiene sentido escapar de la rutina viendo la última serie o el último programa de televisión. Cuando enciendes la televisión, sabes que solo hablaremos de eso. Los primeros días están bien. Pero cuanto más avanzas…», afirma el jugador de 26 años, que ha disputado dos finales de Mundial y ganó el título en 2018.
La fase final del torneo es especialmente difícil. «Entre las semifinales y la final, el mundo se detiene. La gente se reúne frente al hotel y tú llevas allí sesenta días y piensas: este es el partido más importante de mi vida, estoy deseando que llegue el final. Esos cuatro o cinco días no son nada divertidos».
