¿Calor? ¿Suspensos? ¿Rival XXL? El París Saint-Germain sigue ganando. Luis Enrique tiene una explicación infantil para ello.
Ya se ha hablado mucho de cómo el París Saint-Germain ha pasado de ser un conjunto de grandes estrellas con egos aún mayores a convertirse en un colectivo impresionante. Pero lo nuevo es que el triple ganador parece tan consolidado en lo que hace que las circunstancias ya no importan en absoluto.
En el Mundial de Clubes, los parisinos no solo se muestran inmunes a cualquier atisbo de autocomplacencia, que sería más que humano tras el triunfo en la Liga de Campeones. Tampoco hay nada que les impida seguir ganando.
Luis Enrique suena casi un poco compasivo
¿Un «rival XXL» en semifinales, como lo calificó el héroe del partido, Fabian, en declaraciones posteriores? El Real Madrid lo desmantela con un 4-0 casi tan implacable como el que le endosó al Inter de Milán en la final de la Liga de Campeones. ¿La baja de dos defensas que vieron la tarjeta roja en los cuartos de final contra el Bayern? No se nota. ¿El calor implacable a la hora del saque inicial en Nueva Jersey? Da igual, hay que dejar correr al rival.
El PSG registró un 68 % de posesión del balón, a pesar de marcar dos goles tempraneros. Y quien marca pronto, puede hacer cambios pronto y ahorrar fuerzas. «Somos un equipo dominante al que le gusta tener el balón. Y es difícil para los rivales hacer lo mismo», declaró el entrenador Luis Enrique después del partido, casi con un tono compasivo. Cuando perdían el balón, todos volvían a participar en la presión. El porcentaje de duelos ganados por el París, del 64 %, dolió aún más al Real Madrid.
Incluso el portero ayuda a perseguir al rival
«Todos corren y defienden, da igual si es el delantero o incluso el portero que está detrás de nosotros», explicó Senny Mayulu, de 19 años, que entró en el campo como en la final de la Liga de Campeones (pero esta vez no marcó): «Se le oye gritar, nos motiva. Esa mentalidad de no rendirse nunca es lo que me encanta de este equipo».
Luis Enrique tiene una explicación casi infantil para el hecho de que, aparte del Botafogo en la fase de grupos, nadie haya encontrado una receta para contrarrestar al equipo en meses. «Tienes hijos, ¿no?», fue su respuesta el miércoles al experto de DAZN Claude Makelelé, cuando este le preguntó cómo se podía detener a este equipo. Al fin y al cabo, ellos tampoco se cansan nunca de jugar. Y él, como entrenador, solo se encarga de «que los jugadores se diviertan y los aficionados disfruten viéndolos».
Da muy bien que en la final del domingo les espere un equipo igual de joven, el Chelsea FC, para enfrentarse a los juguetones parisinos. Es el 65.º partido oficial de una temporada que Luis Enrique ya califica, con razón, de «increíble».

