Doce victorias consecutivas, claros líderes en la Conferencia Este. Solo dos años después de su terrible racha de 28 derrotas consecutivas, los Detroit Pistons vuelven a estar en lo más alto. Pero, ¿cómo ha podido suceder tan rápido? Aquí hay tres razones que explican este sorprendente cambio de rumbo.
1. Los Pistons tienen la mejor pareja de la Conferencia Este
Que los Pistons cuentan en sus filas con un jugador de calibre All-Star como el exnúmero 1 del draft Cade Cunningham no es ninguna novedad. También en la temporada actual, el base vuelve a conseguir cifras fabulosas que, junto con el reciente éxito de la franquicia, lo acercan aún más al grupo de candidatos al MVP. Los estadísticos atribuyen al estadounidense 27,4 puntos y 9,9 asistencias en los 13 partidos de la nueva temporada. Hasta aquí, nada sorprendente.
Sin embargo, una diferencia con respecto a años anteriores es la producción de su compañero Jalen Duren. El pívot ya se había hecho un nombre en los últimos años como máquina de dobles-dobles. Sin embargo, durante el verano, el jugador, que acaba de celebrar su 22.º cumpleaños, parece haber trabajado intensamente en sus habilidades ofensivas.
Duren promedió 20,5 puntos en sus primeros 14 partidos de la temporada, casi el doble que la temporada pasada (11,8 PPG), aunque su eficiencia se ha mantenido prácticamente igual. Con 2,08 metros, ciertamente no es uno de los pívots más altos de la liga, y aún no domina el tiro de tres puntos. Sin embargo, Duren compensa estas carencias con su excepcional combinación de masa y enorme capacidad atlética. Sus 11,5 rebotes por partido no solo lo sitúan entre los seis mejores de la liga, sino que también rozan su mejor marca personal (11,6). Sin duda, lo más destacado de su etapa en la NBA son los 4,2 rebotes ofensivos por partido.
Además, el profesional de cuatro años ha adquirido inesperadamente buenas habilidades de manejo del balón, con las que cada vez sabe superar mejor a sus grandes oponentes en el regate.
2. Vuelve la pesadilla defensiva: los Bad Boys Pistons
En los años 90, los Bad Boys Pistons sembraron el miedo y el terror con su juego físico y, en parte, antideportivo. Casi tres décadas después, se vuelven a apreciar paralelismos. Solo cuatro equipos superan las 23,0 faltas por partido. Solo dos equipos superan los 28,7 tiros libres por partido de los rivales.
Su fortaleza defensiva dentro de la línea de tres puntos es la clave del éxito de Detroit. Esto es posible gracias a sus alineaciones, a menudo muy altas. Ausar Thompson es tan molesto en defensa como Isaiah Stewart. Duren también deja entrever su potencial en este aspecto una y otra vez. Los equipos solo anotan una media de 43,9 puntos en la zona de los Pistons, ¡lo que les sitúa en el cuarto puesto de la liga! Con 6,1 tapones por partido, los nuevos Bad Boys ocupan incluso el tercer puesto. En resumen, esto da como resultado una valoración defensiva de 110,0, claramente la mejor de la Conferencia Este y solo superada en la liga por la histórica defensa de los Oklahoma City Thunder (102,8 DRAT).
3. La ofensiva de Detroit: ¡más diversificada que nunca!
La gran fortaleza ofensiva de los Pistons no es solo el espectáculo de Cunningham y Duren. Diez jugadores (con al menos cinco partidos) promedian actualmente más de ocho puntos. Las salidas de Malik Beasley y Tim Hardaway Jr. han sido sustituidas adecuadamente. Duncan Robinson ha anotado hasta ahora el 44 % de sus triples con un alto volumen (7,3 por partido). Caris LeVert, tras un comienzo lento, cada vez se integra mejor en el equipo. Además, numerosos jóvenes han dado un gran paso adelante en comparación con la temporada pasada. Además de la duplicación ofensiva de Duren, el escolta Daniss Jenksins, con sus 11,4 puntos por partido, es la gran sorpresa de la nueva temporada. El jugador de 24 años ayudó a mantener estable la rotación del backcourt ante la larga baja de Ivey. Hablando de Jaden Ivey, este regresó con éxito recientemente con diez puntos en su primer partido tras casi un año de lesión, lo que ofrece al líder de la tabla otra opción más.

