A los 17 años, Boris Becker cautivó a toda la Alemania deportiva. Pero eso no solo tuvo efectos positivos para el icono del tenis. Becker cuenta cómo superó momentos difíciles.
Boris Becker (57) no solo recuerda con alegría su primer triunfo en Wimbledon hace 40 años. Con la enorme euforia y las enormes expectativas, no siempre se sintió cómodo con 17 años. «Todo el país me abrazaba. Sin duda era con buena intención, pero casi me ahogaban y me quitaban el aire», declaró el icono del tenis en una entrevista para la revista Stern: «Siempre he sido una persona amante de la libertad y, de repente, esa libertad desapareció».
Becker ganó en julio de 1985 el primero de sus tres títulos en el clásico torneo sobre hierba de Wimbledon, lo que desencadenó un boom del tenis en Alemania y un enorme revuelo en torno a su persona. «De repente, la gente me miraba con otros ojos, incluso mis padres», recuerda el jugador nacido en Leimen: «Chico, ¿qué has hecho? Esa era su actitud. Mis padres me conocían desde hacía diecisiete años y medio, pero no sabían que tenía esa fuerza dentro de mí».
Becker y la «supervivencia»
Esa fuerza interior le ayudó durante su carrera profesional y también más tarde, en momentos difíciles. «Sobreviví como niño prodigio. He sobrevivido al Boris Becker de 17 años y a todo lo que vino después. Tengo este rasgo de carácter: sobrevivo», dijo: «Puedes abandonarme en la selva de Vietnam y encontraré la manera de sobrevivir. Puedes meterme en la cárcel y encontraré la manera de sobrevivir».
Con esta actitud también superó su condena en una prisión londinense, a la que tuvo que ingresar por falsear datos en un procedimiento de insolvencia. Durante ese tiempo aprendió en quién podía confiar realmente. «Como se suele decir: en una crisis grave estás completamente solo. Sí, así
fue en mi caso».
Sin embargo, su actual esposa, Lilian De Carvalho Monteiro, con quien ahora vive en Milán, se mantuvo a su lado. «Es algo extraordinario, porque ella solo podía interesarse por mí como persona, ya que yo no tenía nada más que ofrecer», dijo Becker: «Nunca antes había conocido a una mujer así».

